lunes, 3 de noviembre de 2014

A ella





Por: Kelly F. Cubas Champa // fb: facebook.com/kellycubas.03


Querido Camilo:

Pensarás que esta es una carta cualquiera de una fanática tuya pero te equivocas. No vengo a demostrarte mi pasión por tu música, eso ya lo tienes con las demás que te escriben. No soy una más del montón, por eso este escrito tampoco lo es. Yo quiero contarte otra cosa y abrirte mi corazón en el intento. Hay una persona en mi vida que merece le dedique estas líneas. Merece te la presente aunque sea por letras y palabras. Hoy he decidido darte pase hacia un cuarto en mis pensamientos que está ocupado por un ser inigualable. Aquí te va la historia del porqué la considero así.

En primer lugar tengo una mamá como todos, quién me tuvo 9 meses en su vientre, quién soportó el dolor más grande cuando por primera vez vi la luz, quién sufrió con cada ingreso al hospital que hacía, quién me cuida, me protege cada vez que puede, quién comete errores como cualquiera más hace lo posible por remediarlos. Tengo una mamá como muchos quisieran, pero tengo una segunda mamá como pocos se imaginan.

¿Por segunda mamá pensaste que me refería a mi abuela? Lastimosamente he de decirte que ella falleció hace casi 30 años. Cambiaría mis más preciados objetos por conocerla, pero el destino así no quiso que fuera y lo único que me queda es conformarme con ver sus fotos e imaginarme como hubiera sido mi vida junto a ella. Bueno, ¿quieres saber de quién hablo? Se llama Mama Nana. Está bien, no es el nombre con el que aparece registrada en la RENIEC no obstante es por el cual toda mi familia y yo la conocemos. No hay lugar para otro.

No es por ser desagradecida hacia la persona que me vio nacer, pero el único recuerdo de mujer que tengo en mis primeros años no es de ella. Por motivos que no vienen al caso mi madre se separó de mi papá. Tuvo que ponerse los pantalones y a la par que terminaba sus estudios, trabajar arduamente para darme esa vida que ella deseaba que tuviera. Reconozco todo su esfuerzo y lo valoro enormemente pero, ¿cómo recordarla si se iba antes de que yo me levantara y regresaba después de que yo me acostara? Es mi ejemplo de mujer luchadora, sin embargo no lo es de mamá primeriza.

Ese lugar lo obtiene ella, mi Mama Nana. Ella me enseñó a caminar, a ir al baño, a hablar, a dibujar, me enseñó a levantarme después de caerme y a brindar apoyo a quién lo necesita. Me cuidó desde que nací hasta ahora. Cualquiera que me conozca diría que es más de una década de soportar mis engreimientos y antojos, pero ella nunca se quejó. Nunca la vi levantar una ceja ni torcer los labios. Tan dulce y tierna, así es como la recuerdo. Así es como la encuentro estos días.

Este sábado miré su rostro y encontré la misma mirada que vi en mi abuelo justo antes de partir. Sus ojitos ya no podían ocultar lo que estaba detrás de esa sonrisa forzada. Ella es como yo, o más bien yo soy como ella, no nos gusta causar preocupación y preferimos tragarnos el dolor a mostrarlo. Aun así pude percibir su pesar, aun así pude sentirlo yo también.

Dije que me cuidaba hasta ahora porque el orden ha cambiado. Todos llegamos a una edad donde nuestras energías no son las mismas, ni nuestras defensas batallan contra las bacterias como antes. En estos momentos se encuentra internada por un problema que la aqueja desde hace casi un año. Y antes de que trates de mostrar tu pena, trágatela. No es necesaria, suficiente tengo con la mía.

Camilo, vuelvo a revivir la misma emoción cuando pasó lo de mi abuelo, una tristeza abrumadora. Y la vivo con la segunda persona que más quiero, no perdón, que más amo.

Me he puesto a releer sus cartas y encontré esta frase: “La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento antes de que el telón baje y la obra termine sin aplausos”. Ella tiene uno de los papeles principales en mi obra y no existe doble alguno que la reemplace.

No busco con esto provocar sentimientos en tu persona y tu corazón. Ni siquiera espero que puedas entender el trasfondo de cada palabra escrita en este mensaje. Solo necesitaba contárselo a alguien ajeno a mi entorno, ajeno a mis vivencias, ajeno a mis miedos. Y sí, tengo miedo de perderla Camilo.


Con todo el cariño, la chica detrás de ese CD autografiado.

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