Por:
Yaifer Chancán Rojas
Era invierno, hacía mucho frío y todos los
caminos a casa se hallaban helados. Una niña de nombre Sabine, regresaba de la escuela en pleno mediodía.
Fue una tarde lluviosa y en el transcurso de
su caminar, mientras cruzaba el parque se encontró una hermosa flor de Loto. La
niña muy asombrada por la belleza de aquella flor, se dispuso a recogerla y
admirándola siguió el camino a su hogar.
Cuando llegó a casa, Sabine fue a saludar a su
abuela y le mostró la flor que encontró. Era tan hermosa aquella flor que su
abuela le dijo que tuvo suerte de haberla hallado, que no fácilmente se
encuentra una así y empezó a contarle el por qué de ese nombre, la flor de
Loto.
Sabine muy atenta escuchaba a su abuela; ella
le decía que la flor de Loto significa pureza espiritual, pureza en cuerpo y
alma. También le contó que antiguamente simbolizaba elegancia, gracia, belleza
y perfección; y sobre todo se asociaba con los atributos femeninos.
Finalmente, la abuela concluyó su relato
diciéndole a Sabine que el haberla encontrado, puede significar buenos augurios
para su vida en adelante y señal de buenos momentos en su desarrollo
espiritual.
Sabine muy contenta entonces, puso a la Flor
de Loto en agua y la cuido siempre junto a su abuela.
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