lunes, 17 de noviembre de 2014

En enero, tal vez.

Por: Imán Villegas Emily Roxán.
        (ylime.03@hotmail.com)


Voy a re-escribir:
Ya en la laguna, con el sol reflejándose en el agua y las hojas de los árboles bailando al ritmo del viento, nos despedimos. Él triste, yo contenta, y mientras él se alejaba de mí, recordé que, en su casa, dibujó en mi mano izquierda su mano derecha, como si pudiésemos seguir tomados de ellas por siempre.. 

Pintó en mi palma sus lunares y trazó sus grites sobre las mías, formando la letra inicial de su nombre, pidiéndome que no lo olvide; yo sonreí, pues ansiaba el final, él solo me miraba. Recuerdo haber llevado puesta su gorra en aquel día cálido y de brisa encantadora, recuerdo también que no me la pidió, y la guardé. Aún la conservó..

Ha pasado tanto tiempo, no sé cuando exactamente, pero sucedió a fines de enero.. Se que él, había sido el chico de ojos morochos más lindos que he conocido. Sin querer, sonrío.

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