Por: Brunella María Abele Viale
Todo fue tan rápido para ella…
Se levantó feliz, llena de alegría, hasta se puso su
pijama coral para dormir, se sentía de nuevo en casa…Su día pasó normal, un par
de sesiones fotográficas gracias a su rubia incondicional, Luz, almuerzo, unos
snacks ligeros en la tarde y la bomba cayó….
Un grito desgarrador lleno su
habitación cuando se enteró. De nuevo sola, sola y nada más que sola. ¿Lo iba a
poder tolerar? La respuesta era clara: No. No lo iba a tolerar y no lo quería
tolerar.
Cuando todos se enteraron
hicieron rondas para estar con ella.
La primera en entrar fue Luz, no
le pregunto nada, ella la conoce como si fuera su hermana, no le dijo nada,
solo se sentó a su lado y la miro, la observaba mientras Sophie dejaba salir
todo su dolor. Solo se permitía llorar con Luz, no había nadie más que la haya
visto llorar, ni su mamá…
¿Cómo era posible que algo tan hermoso
durara tan poco? Claro, la felicidad no existe y si lo hace, sin duda tú no te
la mereces. O es que acaso no ves lo que eres. Nadie te quiere. Apenas alguien
regresa a tu vida solo se queda un día, una noche, nadie te soporta más de tres
horas y esperas que se quede contigo para toda la vida. Ilusa, ingenua, no
sirves ni mereces para ser feliz. La alegría jamás entrará en tu vida, jamás
sonreirás. Deberías sentirte nada, eres nada. Ese era el mantra que se repetía
segundo tras segundo en su cabeza, haciéndolo verdad para ella.
- - Necesito ir al baño-dice mientras se limpia las
lágrimas y se encierra en este con el permiso de su compañera leal.
El baño tiene una pequeña
ventana, por allí es fácil escapar, cuantas veces no lo había hecho mientras
era adolescente. Ya no podía soportar su dolor. Saca una pequeño labial del
botiquín, “Lo siento, Luz”, dibuja en el espejo con este y procede a salir del
baño, a escaparse de la casa a través de esa pequeña ventanilla.
Ángel se
había ido, o eso al menos era lo que sabía, y ella se iba a ir con él. No podía
ser abandonada de nuevo.
- ¿Sophie?-Luz toca la puerta del baño, al no obtener respuesta, la derriba, pero ella no está allí. Lee el “Lo siento, Luz” en el espejo, niega rotundamente con la cabeza y sale del baño. Saca su celular y marca a la primera que se le ocurre. – ¿Tía Kat? Es Sophie, se me escapo, se fue, me pidió ir al baño y ya no está, lo lo siento, ay Dios yo no quería esto…-trata de excusarse en un pequeño lloriqueo por no haberla vigilado mejor.
-Nena, ahí vamos con la artillería pesada, tranquila-Katrina cuelga y se dispone a ir al lugar de los hechos.
Cuando Katrina, Klaus, Faith,
Carlisle y Thomas llegan inspeccionan la escena.
-Voy a contactar a todos los traficantes del
área, les voy a pagar el doble de cualquier paquete que Sophie les pueda
comprar-Klaus dice con voz solemne-Carlisle, lo mejor que puedes hacer es
hablar con las clínicas y hospitales, la primera chica con sobredosis en menos
de 12 horas es nuestra. Katrina, Thomas, inspeccionen los callejones del centro
de la ciudad. Luz quédate aquí, tal vez se arrepienta. Ni una palabra a
Rosalie, ya debe sentirse mal de por sí. A trabajar, también estaré buscando.
Y así,
cada uno empieza a ejercer su labor, su tarea: Tratar de buscar a una adicta en
rehabilitación, volviendo a caer en las garras de su peor enemigo.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-Disick, ¿tienes?-Sophie le pregunta
-Pero que sorpresa, ¿no qué estabas rehabilitada?-sonríe con su diente de oro palpitando a la luz de la luna.
-Cállate, te he pedido si tienes-rechina los dientes al hablar.
-Sabes…te va a costar el triple, por alguna razón te quieren sobria por allí…-lo dice con un tono altanero
-Aquí hay cinco, de los grandes, más que suficiente para 500 gramos, dámela ahora-le dice sin hesitar.
-Por esa cantidad las agujas te salen gratis, bonita-le dice deslizando sus sucios dedos por su rostro y le entrega el paquete con medio kilo de cocaína-Colombiana, como te gusta-luego le pasa las jeringas-siempre es bueno verte.
-¡Qué te den!-Sophie le grita mientras se va con su botín.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-Disick, ¿tienes?-Sophie le pregunta
-Pero que sorpresa, ¿no qué estabas rehabilitada?-sonríe con su diente de oro palpitando a la luz de la luna.
-Cállate, te he pedido si tienes-rechina los dientes al hablar.
-Sabes…te va a costar el triple, por alguna razón te quieren sobria por allí…-lo dice con un tono altanero
-Aquí hay cinco, de los grandes, más que suficiente para 500 gramos, dámela ahora-le dice sin hesitar.
-Por esa cantidad las agujas te salen gratis, bonita-le dice deslizando sus sucios dedos por su rostro y le entrega el paquete con medio kilo de cocaína-Colombiana, como te gusta-luego le pasa las jeringas-siempre es bueno verte.
-¡Qué te den!-Sophie le grita mientras se va con su botín.
Llegando al bar, su bar, se pide
un vaso del wiski más añejo combinado con ginebra, la combinación que más le
gusta y la más letal, le hecha un poco del polvo y se lo toma en una. No se
había dado cuenta lo bien que se sentía volver a tener esa sensación de mareos
en mucho tiempo, lo extrañaba, extrañaba a su fiel compañía: el alcohol y las
drogas.
Luego de varios tragos así decide
ir a la pista de baile, ver que se puede robar mientras hace creer que algún
pobre diablo tiene chance con ella. Por su suerte, se logra robar algunos
cigarros de marihuana. Con el botín en sus manos, se va al callejón detrás del
bar. Y empieza lo que había estado esperando toda la noche.
Era hora de olvidar, se fuma de
una sola los porros, dejando que su viaje sea placentero, riéndose de la nada,
hablando con las ratas y cucarachas que salen de las alcantarillas. Aún drogada
piensa que es allí y es con ellas con las que se merece estar: al lado de la
basura.
Su momento cumbre llega cuando se
inyecta la primera dosis del polvo blanco. Música para su mente. Ya puede
olvidar, todo queda atrás. Pero el sufrimiento, la auto humillación, el odio
hacia si misma se acrecienta, se aumenta, se odia con cada inyección, se
detesta, llora cada vez que el polvo entra a su sistema. No le importa si la
aguja está desinfectada, ella solo quiere morir, quiere llorar, quiere llorar
muriendo, eso se merece.
Todo cambia, el cielo es el piso,
el piso es el cielo. El cielo, el cielo no existe para ella. Ella quiere el
infierno, ella se merece el infierno, ella es nada.
Y todo
cae, y todo cae junto con ella. Desparramada junto a pilares de basura,
prácticamente sin vida…
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-Ay, Sophie-Katrina dice mientras la encuentra desmayada en ese callejón.-Thomas, cárgala-le dice.
- Pequeña, pequeña, vamos a casa-la carga, aunque pareciera peso muerto.
Cuando llegan a casa ya estaba
todo listo, la cama, los equipos de monitoreo de Carlisle, y Klaus se
encontraba con la camisa blanca manchada de sangre de tanto golpear a todos los
traficantes para que le den la ubicación de Sophie, ergo, su look favorito.
Thomas la acomoda en la cama,
Carlisle abre su camiseta, le pone todos los implementos para monitorearla.
-Va a estar bien, descuiden, Luz, tranquila no fue tu culpa-trata de consolarla con sus ojos apacibles.
-Debí vigilarla mejor, me confíe mucho-la rubia suspira sollozando
-Hiciste todo lo que pudiste, ahora dejémosla descansar, lo necesita-Carlisle suspira.
-Va a estar bien, descuiden, Luz, tranquila no fue tu culpa-trata de consolarla con sus ojos apacibles.
-Debí vigilarla mejor, me confíe mucho-la rubia suspira sollozando
-Hiciste todo lo que pudiste, ahora dejémosla descansar, lo necesita-Carlisle suspira.
Se alejan de la sala. La escena
súbitamente cambia. Vencida, derrotada, esperando nada, solo su muerte, aunque
no lo hará, pero piensa morir en vida. Ya no hay nada más por lo que luchar. Se
va a volver a la de siempre, dejará salir a la bestia que había acogido hace
tanto tiempo. Nunca la debió dejar irse….
No hay comentarios:
Publicar un comentario